Los deseos son ese tenue reflejo de felicidad que completa las ganas de seguir, el placer de alcanzar algo más que lo inescrutable, esa sensación de todo al alcance de nadie. Pues en nuestra imaginación somos los absolutos vencedores, ese gran talento es el que guarecemos entre sus inmediaciones. Creamos vida en ella y damos sentido a lo que los demás nunca podrán entender, pues somos dueños de nuestro cuento de hadas.
De vez en cuando necesitamos vivir en esas páginas invisibles que nos envuelven en un mundo imposible de colores y formas inalcanzables. Existir en nuestra imaginación nos hace no derrumbarnos en el tenebroso mundo real, es esa desintoxicación del olor a vida que necesitamos en nuestras mentes, para no morirnos de un empacho de realidad.
Desde que has nacido has creado lugares inmateriales, bellos parajes en los que has forjado toda tu existencia para darle razón de sí, porque no vas a seguir viajando a ese paraíso ahora, no hay edad que determine cuando dejaste de imaginar.
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